La noche ha sido muy corta en Villamanrique. Como cada viernes de Rocío, nadie ha dormido, porque hay que prepararse para, en plena madrugada, emprender el camino acompañando al simpecao.
Las primeras emociones, en la subida de los bueyes a la Iglesia, donde la Virgen ha recibido su primera salve y sus primeros cantos del camino.
Entre los peregrinos, rostros conocidos, y un hermano mayor de sólo 10 años por una promesa de su padre. Todos, manriqueños y enamorados foráneos de esta hermandad, coinciden en que tiene algo especial.
Les queda por delante un camino corto, pero muy intenso. Villamanrique entero marcha al Rocío, donde les espera la Blanca Paloma, a la que ellos veneran desde tiempos inmemoriales.
Y como cada año, muchas emociones, que convierten el camino de esta hermandad, la primera, en uno de los más especiales.
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