1 de mayo de 2006

La Morenita lleva al éxtasis el fervor romero


Se hizo esperar la Virgen de la Cabeza para salir del Santuario, pero emocionó hasta el arrebato a los romeros. Impresionante la salve de aplausos con la que fue saludada nada más asomar, con las emociones desatadas, los nervios a flor de piel y el fervor estallando en miles de gargantas destrozadas por muchas horas de oraciones y cantes romeros que no cesaron ya hasta la tarde, cuando Ella retornó a su templo. Se demoró La Morenita. Durante casi una hora cientos de personas esperaron dentro del Santuario, entre palmas de sevillanas y ramilletes de vivas incesantes. Muchas de estas salves, de inequívoca procedencia iliturgitana. «Viva la Virgen de la 'Cabesa'», bramaban.

Pasaban los minutos y la tensión se mascaba, más fuerte en el aire que el olor a flores silvestres y claveles que engalanaban el trono Señora. Todas las miradas pendientes del camarín -donde aguardaba La Morenita radiante con el nuevo manto en tonos grises, donación de uno de los hijos de los hermanos mayores- y también de los anderos, enfrascados en una titánica lucha para no separar el hombro del trono. Los trinitarios Francisco Medina, de Andújar (el primer trinitario que será ordenado en santuario desde principios del siglo XX, tras el padre Bellido) y el alemán Antonio Effelberg ocupaban ya sus posiciones sobre el trono. Seguían pasando los minutos y nadie entraba al camarín para sacar a la Reina de Sierra Morena. En el templo ya no se cabía. Los nervios, a punto de estallar. La salidaComenzaron a latir los corazones a las 11,50, cuando retiraron a La Morenita del Camarín. Las palmas encendían los corazones y las miradas. Las andas se hicieron ingobernables apenas asomó la Virgen por la reja, entre clamores y lágrimas. Y cuando Ella estuvo en su trono, comenzó el baile dentro del templo. Una lucha a brazo partido de cada uno de los anderos para no perder su sitio. Para llevar a La Morenita.

Los trinitarios Medina y Tssenberg, siempre en precario equilibrio sobre el trono entre los bandazos, comenzaron a recibir una lluvia de objetos, para pasarlos por el manto de la Virgen. Una pañuelo, una chaqueta, un chaval. También niños. Antes de salir del templo media docena de menores ya habían sido izados hasta los brazos de los trinitarios que, delicadamente, los acercaban al rostro de La Morenita para que depositasen allí un beso. Se volvió a repetir el milagro y nadie resultó herido pese a que fueron centenares los niños que volaron de brazo en brazo, sobre las cabezas de la multitud, hasta el regazo de la Señora. Luis, de Arjona, había llegado el primero a las andas. El sábado a las cinco de la tarde. Era su primera salida y no quería quedarse sin sitio. Como él, más de un centenar de personas habían pasado la noche bajo el trono, a ratos rezando, a ratos rezando, apenas unos minutos fuera del Santuario para fumar un cigarrillo. En la salida del templo Luis apenas sí podía mantenerse en las andas. Junto a él varios de los portadores más vetaranos llevaban camisetas con un lema. 'Va por tí, Pepín'. Pepín es un veterano andero que este año no ha podido acudir a la cita. Sufrió un percance de salud y ha perdido una pierna. «Queremos rendirle un homenaje, que sepa que estamos con él y aquí le recordamos», decían.

Y con Pepín y la promesa de cada uno en el corazón empujaron fuerte para sacar a la Virgen del Santuario y que estallase la emoción y el fervor romero en cientos de miles de personas que aguardaban fuera, entre los riscos de la sierra, en la explanada, en las casas de hermandad, en medio de un clamor que ya no se detuvo hasta el regreso.Una procesión que pese a que discurrió sobre un itinerario algo más largo del tradicional no se demoró más allá del retraso acumulado a la salida. Muchos romeros esperaban en tensión para ver cruzar el trono por el estrecho espacio que queda en la nueva reja de la entrada del Santuario, pero pasó limpiamente y sin complicaciones.

La Guardia Civil, que tiene una relación muy especial con la Morenita, tuvo también su protagonismo, con un escuadrón a caballo que esperaba a la Virgen junto al arco de la explanada. Los jinetes de la Benemérita ya acompañaron a los romeros en la subida al Cerro el sábado. Pero su momento de mayor lucimiento fue el de la procesión.

Romería de puente.

Las emociones no se acabaron con la procesión, momento culminante de la romería. Aún quedaba mucha jornada para disfrutar de un extraordinario ambiente en el Cerro y en todo el trazado de la carretera principal que lleva al Santuario. Momentos de cante y baile para los que aún conservaban fuerzas y de reponerse con buenos alimentos. El domingo de romería de este año estuvo marcado por la circunstancia de que hoy lunes sea fiesta, lo que permite prolongar las celebraciones a buena parte de los que han participado en los actos religiosos y civiles. Miles de personas que estaban acampadas en las laderas de la Sierra de Andújar iban a hacer noche allí para regresar hoy. Así que el domingo, tradicionalmente roto a partir de las primeras horas de la tarde por los traslados, fue especialmente lucido. La climatología volvió a acompañar. Aunque para la mayoría, el calor fue excesivo. Otros, como los vendedores de hielo, no opinaban lo mismo.Los actos de la romería de 2006 finalizan hoy con el regreso de las carretas a Andújar, un momento en el que los iliturgitanos comienzan ya a contar los días que faltan para volver a ponerse en camino, por las cuestas de la sierra, para ver a La Morenita.

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